2.º Congreso Iberoamericano de Bibliotecología "Bibliotecas y nuevas lecturas en el espacio digital"
Del 14 al 17 de abril de 2007.
Organización a cargo de la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA)
Se lleva a cabo en la Feria del Libro, en la Rural.
Hasta ahora muy interesante una ponencia acerca de bibliotecas en unidades penitenciarias, en el marco de una conferencia llamada "Servicios para comunidades de usuarios especiales" , a cargo de Ariel Esparza (bibliotecólogo,Institución: E.E.M.N°2 - Escuela de Cárcel . Unidades Penales Nº 28, 35 y 36. Magdalena – Prov. De Buenos Aires)
Y otra a cargo de una persona maravillosa, Pablo Leucona, un chico no vidente que armó una biblioteca digital para ciegos, de nombre Tiflolibros.
La biblioteca cuenta ya con unos 19.000 títulos y cerca de 3.000 suscriptores en 40 países.
Tradicionalmente, los ciegos necesitaban textos en braille, el sistema de escritura con signos en relieve que permite la lectura táctil e implica un gran volumen de papel, o recurrir a alguien que dispusiera de tiempo para leerles. Luego se difundieron los "audio-libros", que se basan en casetes grabados. Pero con el desarrollo de la informática se abrió una nueva dimensión. La persona puede incorporar a la computadora un lector de pantalla para revisar el correo electrónico y navegar por Internet, y también existen impresoras en braille. Pero los programas lectores de pantallas, como los de Adobe o Microsoft, que protegen los derechos de autor, son inaccesibles. La solución se debió a André Duré, programador ciego y creador del software Tiflolector, que permite cifrar un texto digitalizado, eliminando el riesgo de que se realicen copias impresas ilegales, que luego se lee mediante lectores de pantalla especiales. Esto hace accesibles los textos sólo para quienes sufren ceguera. Para poder leer este tipo de documentos se deben escanear y luego serán leídos por un sintetizador de voz artificial. Este método, además de consumir mucho tiempo, tiene fallas, pues el aparato lector no siempre entiende bien el texto impreso y transmite con errores que luego deben corregirse.
Del 14 al 17 de abril de 2007.
Organización a cargo de la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA)
Se lleva a cabo en la Feria del Libro, en la Rural.
Hasta ahora muy interesante una ponencia acerca de bibliotecas en unidades penitenciarias, en el marco de una conferencia llamada "Servicios para comunidades de usuarios especiales" , a cargo de Ariel Esparza (bibliotecólogo,Institución: E.E.M.N°2 - Escuela de Cárcel . Unidades Penales Nº 28, 35 y 36. Magdalena – Prov. De Buenos Aires)
Y otra a cargo de una persona maravillosa, Pablo Leucona, un chico no vidente que armó una biblioteca digital para ciegos, de nombre Tiflolibros.
La biblioteca cuenta ya con unos 19.000 títulos y cerca de 3.000 suscriptores en 40 países.
Tradicionalmente, los ciegos necesitaban textos en braille, el sistema de escritura con signos en relieve que permite la lectura táctil e implica un gran volumen de papel, o recurrir a alguien que dispusiera de tiempo para leerles. Luego se difundieron los "audio-libros", que se basan en casetes grabados. Pero con el desarrollo de la informática se abrió una nueva dimensión. La persona puede incorporar a la computadora un lector de pantalla para revisar el correo electrónico y navegar por Internet, y también existen impresoras en braille. Pero los programas lectores de pantallas, como los de Adobe o Microsoft, que protegen los derechos de autor, son inaccesibles. La solución se debió a André Duré, programador ciego y creador del software Tiflolector, que permite cifrar un texto digitalizado, eliminando el riesgo de que se realicen copias impresas ilegales, que luego se lee mediante lectores de pantalla especiales. Esto hace accesibles los textos sólo para quienes sufren ceguera. Para poder leer este tipo de documentos se deben escanear y luego serán leídos por un sintetizador de voz artificial. Este método, además de consumir mucho tiempo, tiene fallas, pues el aparato lector no siempre entiende bien el texto impreso y transmite con errores que luego deben corregirse.
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